Soy patriota porque soy hombre y humano. Este sentimiento no lleva consigo nada exclusivo.
Los derechos que no fluyen de un deber bien cumplido no valen la pena.
El amor jamás reclama, siempre ofrece. El amor siempre sufre, nunca se venga.
No conozco ningún pecado mayor que el de oprimir al inocente en nombre de Dios.
El propio principio de la violencia exige que se renuncie a toda forma de explotación.
La humanidad tiene que salir de la violencia sólo a través de la no violencia.
Mi optimismo reside en un credo sobre las infinitas posibilidades de que el individuo desarrolle la no violencia.
Un error no se convierte en verdad porque todo el mundo crea en él.