¡Actúa con prudencia, viajero! Peligroso es el camino que transitas
y afilada la daga del Destino.
No te hartes con las almendras dulces.
Contienen veneno.
Procede de forma que tu prójimo no se siente humillado con tu sabiduría.
Domínate, domínate. Jamás te abandones a la ira.
Si quieres conquistar la paz definitiva,
sonríe al Destino que te azota y nunca azotes a nadie.
Confórmate en este mundo con pocos amigos.
No busques propiciar la simpatía que alguien te inspiro.
Antes de estrechar la mano de un hombre,
piensa si ella no ha de golpearte un día.
¡Cuán pobre el corazón que no sabe amar,
que no puede embriagarse de amor!
Si no amas, ¿cómo te explicas la luz cegadora del sol
y la más leve claridad que trae la luna?