Hay personas de una riqueza y una plenitud tales, que cada vez que se despide uno de ellos se tiene la sensación de que poco importa que la despedida sea por un día o para siempre. Se os acercan rebosando, y os llenan hasta desbordar. Sólo os piden que participéis en su superabundante alegría. Nunca os preguntan a qué lado de la valla estáis, porque en su mundo no existen vallas. Se hacen invulnerables a fuerza de exponerse a todo peligro. Acrecientan su heroísmo a medida que rebelan su vulnerabilidad.
H. Miller