prosopopeya
Esta palabra fue tomada del griego prosopopoiía, compuesto por prósopon ‘persona’, ‘aspecto de una persona’, ‘personaje’ y poieín ‘hacer’. Los griegos llamaron así a las máscaras que se usaban en el teatro para componer los distintos personajes, que los latinos llamarían más tarde persona.
La prosopopeya es una figura retórica que consiste en atribuir a las cosas inanimadas o abstractas acciones y cualidades propias de seres animados, o a los seres irracionales las que son propias del hombre. En la narrativa, puede ser la personificación de esas cosas. El Arcipreste de Hita, en su Libro del buen amor (1330) presenta una prosopopeya del Carnaval, de la Cuaresma y del jueves lerdo (anterior al Carnaval), que aparecen como personajes. Veamos la intervención de la Cuaresma:
De mí, santa Quaresma, sierva del Salvador, enbïada de Dios a todo pecador, a todos los arçiprestes e clérigos sin amor, salud en Jesú Cristo fasta la Pasqua Mayor.
El Diccionario de la Academia recoge otra acepción, de uso coloquial, como ‘afectación de gravedad y pompa’, como ocurre en este texto del cronista español del siglo XIX Ramón de Mesonero Romanos:
Pero todo esto con cierta solemnidad y prosopopeya, entonando al compás del oscilatorio pebetero cánticos de hosanna, estrambotes y aun estrambóticos de… «Ecce homo».
R. Soca