Nuestra personalidad tiene tantos aspectos positivos como negativos.
Por un lado disfrutamos de amor, sabiduría, gozo y generosidad;
pero por otro tenemos enfado, egoísmo, pereza y una larga lista de problemas.
Todos esos rasgos no son más que experiencias mentales, olas en el océano de nuestra conciencia; todos ellos tienen la misma naturaleza clara y básica.
No son ni estáticos ni permanentes, si no que están en un constante fluir, yendo y viviendo.
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