Es nuestra asignatura pendiente, escuchar y acoger, dejarnos querer sin abrumar con nuestros consejos o con nuestros regalos. Dejar a las personas como están sin intentar cambiarlas. ¿Por qué cuando alguien dice que nos quiere pretende cambiarnos? Pero si tú me has conocido así, como un disparate que complementaba el tuyo, ¿por qué ahora que vamos madurando pretendemos cambiarnos? Deja a las piedras que sean piedras sin intentar transformarlas en pan. Cuando nos conocimos, nos sabíamos alas de un mismo vuelo, no nos deteníamos a mirarnos uno al otro sino que aprendimos a mirar juntos en la misma dirección; a compartir el pan y el vino pero sin morder el mismo trozo ni beber del mismo vaso. Aquel día, después de una crisis, comprendimos las palabras de Khalil Gibrán: Sed como las columnas del templo, todas sostienen la bóveda pero el aire circula entre ellas
José Carlos Gª Fajardo