Fuera de estas experiencias, ¿por qué el silencio habitualmente es relacionado con camino espiritual? ¿Por qué, además, suele ir de la mano de las religiones? ¿Por qué místicos y profetas de las tradiciones cristiana, musulmana, hebrea o budista hacen de ello su leit motiv? Tras crecer en un entorno católico y abrirme al mundo de la meditación desde otras perspectivas, he llegado a la conclusión personal de que las religiones -en esencia y dejando de lado muchos otros matices- son marcos de referencia cultural que nacieron para poder llegar a nuestro interior y así poner cierto orden en una realidad imposible de entender: ¿Por qué venimos y morimos? ¿Adónde vamos después, si es que vamos? No dan respuestas científicas e irrefutables, pero de alguna manera ese camino de silencio interior que señalan nos lleva a vivir de manera más confiada y en contacto sereno con el día a día. ¿Se puede llegar a eso sin seguir los preceptos de ninguna liturgia? ¿Sin necesidad de creer en un Dios o un Cristo o un Buda, algo a lo que tantas personas, por mil circunstancias vitales, le tienen verdadera alergia?
Ana Llovet
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